Addachoco chupaba y follaba y se adoraba y follaba hasta que su coño perfectamente afeitado goteaba jugo de coño en sus piernas y brazos. La zorra vino de todas las maneras, y cuando intentó volver a subirse, Addachoco le dijo que eso no iba a pasar y empezó a levantarse sobre sus propios pies y desesperadamente tratando de maniobrar de nuevo en la curva de su culo. "¡Jesús! ¡Cariño! ¡No puedo volver a meterte en la cama! ¡Tengo que vomitar! ¡No puedo ir! ¡No puedo hacerlo, carajo!" Estaba llorando, sus ojos pidiendo atención y mi coño quería venir tanto que temía que Addachoco se desmayara. "¿Estás bien?" Pregunté en voz baja, esperando que Addachoco entendiera la indirecta de que no la iba a dejar tirada aquí de esta manera. "¡Te quiero y te necesito y no puedo hacerlo! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!" Addachoco siguió corriendo y corriendo, desesperadamente presionándose a sí misma en la curva de su culo en un esfuerzo por chorrear aún más. No estaba nada cómodo con ella, pero tenía que dejarla terminar, ¿no? Addachoco suplicó desesperadamente, desgarrando sus pantimedias, su pelo despeinado y un punto de semen que le goteaba por la pierna...