Puede sentir su sudor cubriendo sus nalgas y, mientras acaricio mi clítoris con mi mano libre, Kandywetx gime y gime y gime como si ella misma estuviera llegando al clímax. Cuando uno de los hombres llega, se detiene brevemente para rociar su semen en mi boca. Gruño en ella y lame el esperma desde mi mejilla hasta mis labios. No puedo detenerme pero el chorro de semen de otro hombre fluye por mi garganta y aterriza en mis pechos. Los hombres se sientan juntos y el último tiene su mano en mi parte superior y sus dedos jugando con mis pezones. Su semilla está hirviendo en mi boca y puedo sentirla en mis tetas y en mi vientre. Soy tan hábil con su semen caliente, que ni siquiera se da cuenta de que es el último hombre. Se está corriendo y sacando la polla. En un instante eyacula y siento su semilla caliente fluir hacia mi boca y en mis tetas. Me siento como una gran boca húmeda y me hace mojar. Mientras me trago todo el semen que se ha disparado hasta las tetas, siento una gota de sudor que cae por mis piernas. Los hombres me miran y yo observo sus rostros corridos. La miro y me quito la mano de la teta y se la extiendo. Kandywetx la toma y se inclina para lamer las últimas gotas de semen de la piel. La miro y sonrío mientras Kandywetx se ahoga con su propio semen. "Se siente tan bien al tragarlo todo", digo y Kandywetx sonríe, complacida. .