Sabinadulce lo deslizó lentamente fuera de la bolsa y lo introdujo en el pequeño agujero del extremo del consolador de correa. Sabinadulce se sentó en el borde de su cama y no dudó en empezar a frotar el húmedo consolador contra su trasero, empezando por su pequeño nubarrón rosado. A Sabinadulce le gustó cómo el suave y ligeramente más largo consolador encajaba perfectamente en su trasero, se sintió extremadamente bien y el sexy jugo corrió por las mejillas de su trasero hasta justo debajo de su vagina. Sabinadulce entonces sacó el consolador más grande y flácido de la bolsa y lo puso en el pequeño agujero en el extremo del consolador. Esto le permitió a Sabinadulce agarrar y sostener el dildo más largo con su mano rosada. Como un conjunto, los dos consoladores volvieron a sus estuches de cuero con cremallera y Sabinadulce pudo sacar sus pezones de su sostén rosado. Después de mecerse y sacudir sus pechos, Sabinadulce se vistió para la noche. Sabinadulce colgó sus vaqueros y pantalones de chándal en un gancho en su puerta y los puso en la cama. Deslizó su bolso en un lugar conveniente y Sabinadulce ahora sólo llevaba su sostén y sus bragas y sus bragas con volantes con un sostén a juego. Sabinadulce se acostó en la cama, con la manta suave, sedosa y perfumada sobre ella, dejando que la brisa nocturna le hiciera cosquillas en los pechos. Sabinadulce se despertó un poco más tarde de lo habitual...