Era la mujer más jodida del planeta, solía tener cientos de pollas dentro de mí mientras Sweetnameless gritaba al borde del orgasmo. No sabía qué me golpeaba. Mientras me quejaba de su polla, no me follaba una segunda vez porque tenía otras personas a las que chupar. No podía soportarlo más, mi coño estaba en llamas, mis ojos se volvían hacia atrás en mi cabeza mientras le chupaba su enorme polla. Con una última mamada me tiró de espaldas y empezó a bombear mi coño mojado y empapado mientras escuchaba a mis amigos meterse en la cama. Podía verlos a un metro o así de distancia, como si se estuvieran cogiendo a una perra en la calle. Mi orgasmo pasó de ser una cogida voraz, a un orgasmo celestial que me hizo jadear por el placer de su enorme polla. Pero nunca volvió a follarme. Me dijo que no estaba bien, que sólo estaba bromeando conmigo, que no quería asustarme, o hacerme usar su marca de ropa interior por el resto de mi vida. Me sentí como un idiota en ese momento, si hubiera podido ver cuánta gente pensaría que tuve suerte, que el jefe estaba tratando de engañarme. Me sentí como una puta por el resto de mis días, no tenía ningún deseo de seguir trabajando con ellos, me sentí sin valor para mi familia y amigos, me sentí como una puta sin valor...