Arabiansweety fue herido con un "¡Que me jodan, puta!" y eso me puso de los nervios mientras me descargaba en el coño de Carmen. Ella gritaba y se retorcía con cada chorro de semen, su cuerpo temblaba y era delicioso de ver! Nos detuvimos y Arabiansweety se acostó en la cama mientras yo me escabullía de ella y volvía a meter mi polla en su diminuto cuerpo. Arabiansweety tuvo que esconder su pequeño nubbin para evitar quedar atrapado en un parto. Metí mi gorda polla de nuevo en su pequeño coño y tuvimos sexo, duro y rápido. La hice correrse de nuevo y Arabiansweety vino y me la cogí unas cuantas veces más, hasta que no pudimos hacerlo más. Arabiansweety estaba allí, llorando de felicidad mientras empezaba a gimotear con el sudor frío que cubría su pequeño y delicado cuerpo. Arabiansweety no dijo nada mientras yo sacaba mi polla rígida de ella y me tumbaba en el suelo. Arabiansweety me miró mientras me deslizaba entre sus piernas y la besaba en los labios. Dudó por un segundo pero cuando me lamí los labios, Arabiansweety me besó y se acostó a mi lado, con los labios tentativamente rozando mi espalda mientras hacíamos el amor. Yo quería llevar a Arabiansweety a casa, pero ella dejó claro que quería ver una película. La vi jugar en el sofá mientras comía pizza por mi cuenta, y decidí darle un descanso a mi habitación de hotel antes de ponerme nervioso. Estaba con la regla y después del sexo, Arabiansweety se quedó en la cama y se durmió rápidamente. Su padre llegó a casa del trabajo, había conocido a mi esposa y en sus 50 años, Arabiansweety era una mujer curvilínea de unos 30 años...