Maagda Squirt se acercaba a mí con sus labios y yo la agarraba y la arrastraba al dormitorio. Nos besábamos durante horas, y la mayor parte del tiempo me venía solo de su compañía. Maagda Squirt conocía los mejores lugares para tocarme, y me excitaba tanto que tenía que agarrarla y arrastrarla encima de mí para continuar. Una vez que Maagda Squirt se cansaba de mi excitación, me dejaba correr y yo me quedaba ahí, esperando mi carga. De vez en cuando se subía encima de mí y se metía la polla en la boca para chuparla. Chupaba toda la leche, y aunque Maagda Squirt no tenía problemas en quedarse ahí e ir como un loco, no podía soportarlo. La sentía tragarse hasta la última gota de mi semen, y me quedaba sin poder hacer nada más que sentarme y esperar. Maagda Squirt gemía y echaba la cabeza hacia atrás en el orgasmo más intenso que he tenido. Era como sentarse en el cuerpo de alguien que está teniendo un orgasmo extremo y sólo mirar al espacio, mirando fijamente al techo sin pensar. Estaba muy relajada, pero no podía mover los brazos, y todo mi cuerpo temblaba. Lloraba tanto que me dolía, así que me costaba mucho aguantar. Las luces de la casa se atenuaban, pero estaba en una habitación completamente oscura...