Pumagrl comenzó a bombearlo y le habló sucio mientras mi esperma le salpicaba la cara. Fue entonces cuando sentí la plenitud, el sentimiento de culpa y derrota. No quedaba nada que hacer, salvo gimotear de vergüenza. Todo había sido tan fácil, tan placentero, para satisfacerme a su capricho. No sentí ninguna esperanza, ningún poder mágico, ninguna fuerza para enfrentarme al ángel más poderoso que había conocido. Había sido tan estúpida. Debería haberle dejado tener su propio placer. No habría sido capaz de resistirse a mí de ninguna manera. Debió querer que perdiera, debió estar desesperado por esa liberación. Me volví, lamiéndome los labios. Me dolían más que nunca. De rodillas, arrastrándome por el suelo, me volví para enfrentarlo. ¿Qué voy a hacer ahora? "Dios, ¿cómo me veo? ¿Qué le voy a decir a mi madre?" El color se le fue de la cara mientras Pumagrl agarraba las sábanas. Yo también me reí, metiéndole la cabeza bajo las sábanas y presionando su cuerpo contra el mío. Mientras sus brazos se enrollaban alrededor de mi cuello, yo hablaba. "Tashia, no me importa. Sí me importa. Estoy segura de que Rick podría haberse corrido, pero me hiciste esa zorra que tenía que acostarme contigo, sin saber lo que vendría. Debí haberlo terminado cuando lo trajiste aquí. No podíamos estar juntos. "No lo hiciste. . . "Pumagrl se quejó. "Por supuesto que sí, Tashia...