Me montó la cara y me metió la polla en la boca -a la Srta. Rojas le gustó este pequeño truco después de todo- y yo la asfixié, gimiendo contra su polla mientras maullaba mientras su grueso esperma me salpicaba la lengua. Mick salió y jugó con los pezones de la zorra sudorosa y Dan volvió a follarla. Fue en este punto en el que tuve que admitir que la pobrecita también había estado disfrutando de esto, no pasó mucho tiempo antes de que empapara el coño de la pobre chica en sus propios jugos. Los tres tuvimos que tomar una decisión sobre cuándo volveríamos. Dan me miró y dijo que el sol estaba empezando a ponerse y no quería que las chicas descubrieran que se reunían en la oscuridad, así que tenía que apurarlas a todas para que regresaran. Sugerí que tratáramos de salir a hurtadillas juntos para conseguir la mejor ropa que pudiéramos hacer en la oscuridad. Pude ver a Mick subiéndose los pantalones por su enorme erección mientras Dan y yo nos juntábamos, apretábamos nuestros cuerpos y nos mirábamos a los ojos mientras veníamos. Cuando el sol comenzó a ponerse, empezamos a escapar, fue una caminata a ciegas de regreso a mi casa, pero al menos sabíamos que nos seguían. .