Vikkusya me sostenía con sus brazos alrededor de mí mientras mis manos y rodillas estaban en el sofá. Me metió su polla a la fuerza y yo gemí fuerte mientras me golpeaba con toda su carga. Me agarré a su pecho mientras me tiraba hacia atrás y dejaba que me lo clavara de nuevo. Me sacó y me cubrió con una carga que empezaba a gotear de mis tetas. Después de dos minutos más o menos estaba listo para ser metido en su trasero. Me dio la vuelta, se puso detrás de mí y me golpeó contra la cama. Sus dedos se metieron dentro de mí y empecé a agitarme. Me sujetó con fuerza y siguió golpeándome. Respiraba rápidamente y gritaba de placer. Cuando sentí que salía a chorros por última vez, me senté y le eché un vistazo. Estaba cubierto de semen y no podía creer lo mucho que era. Me hizo pensar que se iba a correr otra vez. Sabía que tendríamos que terminarlo después de que empezáramos a besarnos. Me levanté de la cama y me acerqué a él. Estaba de espaldas, con las manos alrededor de la polla y se estaba corrigiendo un poco. "¡Esto es lo que me haces, puta! Ponlo en ella, ¡oh Dios!" Más tarde ese día corrí en la otra habitación a mi cuarto. Con la puerta cerrada pude oírle jadear mientras salía otra noche salvaje...