Wynterheat puso una mano en mi pecho y acercó mi pecho a su cara y probó sus labios. Ese olor... ...le encantó. Su boca estaba tan húmeda y tan goteante, que parecía que Wynterheat quería llenarse de esa dulce, dulce esperma. Era demasiado, ¡no sabía qué hacer! Extendí mis manos hacia sus muslos y abrí sus muslos de par en par. Wynterheat me sonrió, una sonrisa triste, triste. La amaba. La di la vuelta y empujé mi pene entre sus piernas, mojado con saliva y ¡necesitaba más de esa sabrosa corrida! Podía sentir mi cabeza hundirse en sus pliegues y sabía que me atraparía así, que me sentiría dentro de ella mientras me empujaba dentro y fuera de ella. ¡Era el cielo! Después de lo que pareció una eternidad, no pude soportarlo más. Escuché ese pensamiento en mi cabeza. ¿Quieres bajarte, Cole? ¿Debería follarme a tu novia? ¡Estaba tan perdido en el momento que ni siquiera me di cuenta de que mi novia me estaba gritando! Wynterheat me agarró la polla y la tenía abajo. La sentí deslizarse suavemente dentro y fuera de ella y sólo pasaron unos segundos antes de que me entregara a ella. Gimí fuerte y rápido, mi polla no podía creer lo bien que me sentía. Miré a mi novia mientras Wynterheat gemía en mi oído. La miré, mi pene había estado en ella unos minutos. Era grande, blanco, se extendía a lo largo de toda mi polla...