Camillabenz ya se había puesto los calzoncillos cuando volví a poner las manos en mi erección de piedra. Sostuve su pierna derecha en mi cadera y su pierna izquierda detrás de ella. Sabía que la posición probablemente me ayudaba a endurecerme. Aún así, me estaba impacientando un poco y sentí que mis bolas comenzaban a apretarse en anticipación a la corrida que vendría. No me llevó mucho tiempo caer de rodillas y tocar su coño a través de la correa. Luego lo desabroché y lentamente deslicé mis dedos bajo la cintura elástica hasta su coño. Me sorprendí al ver que se empezaba a hinchar por la anticipación de estar de rodillas mientras tocaba su coño mojado. Entonces la escuché gemir de nuevo. Sin previo aviso, Camillabenz se puso en cuatro patas. Estaba asombrado, pero aún así me hacía palpitar la polla. Alcanzó su mano entre las piernas y empezó a acariciarse una y otra vez con los dedos, pero tan pronto como estuve con ella, Camillabenz se sentó de nuevo. Empecé a frotar la punta de mi herramienta en su coño y encontré sus pliegues húmedos. Me sorprendió que Camillabenz ya estuviera así de mojada. Después de unos momentos de ir y venir, la tenía frotando contra mí y su mano derecha me estaba frotando todo el camino hasta mi eje. Cuando sentí sus manos deslizarse hasta mis bolas, supe que Camillabenz estaba cerca y con un fuerte empujón empujé mi pulgar dentro de su vagina...