Cherry Acid parecía estar lamiéndome por todas partes, lamiéndome a través de mis jeans, lamiendo mis muslos internos, mi abdomen, justo sobre mi clítoris. Cherry Acid parecía saber qué lugar elegir para pinchar y sentir mi cuerpo para resistir. Ni siquiera podía recordar la última vez que me sentí tan excitada. Cómo la idea de que los hombres negros le hagan esas cosas a las mujeres negras parecía impensable, como si no fuera una posibilidad. Era como si Cherry Acid fuera un gitano de la selva con dos enormes estacas de carpa. Cherry Acid sostenía un palo en forma de sombra de sus labios para cavar profundo para sentir mis muslos, sólo mis muslos, y dolerlo de todas las maneras posibles. Luego Cherry Acid sostuvo el otro poste de una manera similar, más agresiva para acariciar mis muslos internos con una mano mientras me chupaba con la otra. Empecé a gemir y sentí sus pesadas tetas rozando mis hombros. No estaba seguro de si Cherry Acid se daba cuenta de que estaba a horcajadas en su pecho, pero no iba a tener nada de eso. Así que empujé hacia abajo con ambas manos. Cherry Acid se derrumbó contra mí, sus labios pellizcando mi cuero cabelludo. Movió la cabeza de tal manera que Cherry Acid quedó enterrada entre mis piernas, y luego apoyó sus dientes en el lóbulo de mi oreja. Sus uñas estaban clavadas en mi carne y hubo un aguijón agudo y húmedo cuando Cherry Acid las clavó en mi carne y cuando me incliné para respirar sobre ella...