Había dicho que sí a la boda, y ahora Ennysky está celebrando con una pesada hormona alimentada con gropey-grr-hootsy-grr. ¿Cómo sucedió esto? Bueno, dije que sí a esta boda. Sabía en qué tipo de boda me iba a meter. Así que firmé, ¿no? Estaba tan emocionada. Estaba nerviosa, estaba asustada, pero sobre todo, estaba en el momento. Llevaba un vestido de novia que no había usado en años. Era un vestido negro festivo con un corpiño de encaje y un escote boho que hacía juego con mi pelo. Me había puesto una diadema (sí, una diadema), y llevaba un sombrero de cinta y gafas de sol. Llevaba mi vestido de cóctel favorito, y tenía la corbata deshecha. Todavía recuerdo a mi familia viniendo a la boda, pero no importaba porque era la boda más romántica a la que había ido. Cuando estaba colgando el pequeño paquete de mi boda en la ventana de nuestra boda, miré a mi derecha y allí estaba Ennysky, mi bella novia, y sentí que la boda no tenía ni principio ni fin. Fue un día inolvidable. .