Lausoto se quejaba por mí mientras yo llegaba a casa, y ambos gemíamos ante la infernal sensación de que nuestros frescos y peludos penes penetraban en nuestros enormes coños simultáneamente, ¡simultáneamente! No nos quedamos quietos, sin embargo; me levanté en su cama y lubricé a mi hijo también. Ella se quejó y gimió fuertemente, y supe que Lausoto estaba en éxtasis. Decidí que ya había tenido suficiente, y que necesitaba follarme a estos dos locos. Estaban tan apretados, tan increíblemente sensibles, y tan listos para coger una polla de animal. De mala gana les di la vuelta y metí a mi monstruo regordete en uno de sus pequeños y apretados coños. Ella soltó un *THUNK* y me abofeteó en la cara mientras entraba, amordazando mi carne negra, mientras Lausoto gruñía y se amordazaba. Por suerte, estaban todos empapados en agua, así que tenía más que suficiente lubricante para follar sus coños sin parar. Las cogí como las amaba, asegurándome de sacar cada parte de sus coños, e incluso las tomé en mis brazos para un largo y agradable abrazo, besándolas profundamente. "¡Awww yesssss, eres tan hermosa, mami!" Jadeé en mi enorme cabeza de verga. .
