Marianajeys me dio esas palmadas húmedas en los labios sólo para sentirme acariciarlas. Un par de momentos después Marianajeys estaba en posición de pie, con las piernas abiertas en una posición muy cercana. Qué espectáculo fue ese. Mi mano se movió desde la parte interna de su muslo hasta su coño y luego hacia abajo en ella. Marianajeys me dio un apretón muy tímido pero muy dulce y todo terminó. Marianajeys nunca más quiere esa mano en su coño. No pareció darse cuenta, si acaso Marianajeys estaba muy contenta. Me levanté con ella y me uní a ella mientras Marianajeys se daba vuelta en la cama. Marianajeys tenía una tanga corta y una bazuca envuelta en una toalla alrededor de sus piernas. Me incliné sobre ella, de rodillas, acariciando su coño y jugando con su culo. Sus piernas estaban muy separadas, con mis dedos deslizándose entre ellas. Marianajeys me miró y supo lo que estaba a punto de suceder. La primera bofetada rápida la puso en marcha. Sus ojos se abrieron de par en par, su boca se abrió de par en par y Marianajeys le metió tanto de mi cara como pude mientras la ponía en la cama. Marianajeys comenzó a gemir fuertemente. Comenzó de inmediato. Marianajeys se acostó, se puso de espaldas y comenzó a besarme. Con cada golpe de mi polla en su Marianajeys respondía de la misma manera. Era tan duro que sólo podía imaginar lo que la otra mujer le estaba haciendo a su mujer. La agarré por el pelo y empecé a follarme su boca y a jugar con su culo. .
