Sashafancy se mantuvo bastante firme mientras me acariciaba. Sashafancy sabía dónde poner la punta de mi polla, con mis bolas a unos pocos centímetros de distancia. Empecé a acercarme a la corrida y dije: "Empuja tu polla dentro de mí. "¿Está bien?" Sashafancy me preguntó. "Está muy bien", sonreí. "¿Te duele?" Sashafancy preguntó. "Ajá", dije, empujando hacia adentro, profundamente. Sashafancy se aseguró de que mi polla se mantuviera dentro de mí. Luego Sashafancy se sentó en mi cara y me montó un poco. Su clítoris me hacía sentir un cosquilleo y Sashafancy siguió haciéndolo. Sashafancy seguía diciendo, "¡Esto se siente tan bien!" y luego "¡Sí!" Me retorcí. Sashafancy dejó de montarme y empezó a chuparme las pelotas. Mis piernas se convirtieron en gelatina. Sashafancy me llevó hasta que mi polla entera se enterró en su boca y sus manos trabajaron mi semen. Me estaba corrigiendo duro de nuevo. Podía sentir el calor que salía de ella. La sensación en mis bolas me hacía pensar en correrte de nuevo. Finalmente Sashafancy se bajó de mí, y se acostó en la cama sobre su espalda. "Creo que tengo un novio" dijo Sashafancy. "Apuesto a que te matará", bromeé. Sashafancy se rió y se bajó de mí. Me metí la polla en los pantalones, me tiré al suelo y me levanté. "¿Qué fue eso?" Preguntó Sashafancy. "¿Qué quieres decir?" Le dije. "¿Hice algo malo?" Sashafancy preguntó. "No, para nada", dije. "Quería darte las gracias. .